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La
ermita de El Rocío, el destino de los peregrinos de todas partes de Europa
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Desde hace años quería conocer la romería de El Rocío. Cuando mi amiga Carmen me preguntó si ya la conocía,
dije, “Si, por supuesto conozco el restaurante Romerijo!” Carmen se reía mucho y dijo, “No, no, la
ROMERÍA! Como El Rocío!” Hizo un gesto de beber y bailar.
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Un bar a la medida de nuestro todoterreno
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La romería de El Rocío es probablemente la peregrinación más famosa en
toda España, si no cuentas el camino de Santiago. Pero tú podrías andar el camino en cualquier
temporada. El Rocío es muy especial,
porque desde este lado del río Guadalquivir (El Puerto, Rota, Sanlúcar,
Chipiona, Arcos) se permite cruzar el Parque Nacional de Doñana, el más grande
y mas vigilado de toda España. Está
prohibido hasta ANDAR en Doñana; si quieres visitarlo, tienes que ir en barco o
en un tour de todoterreno.
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La costa de el parque nacional Doñana, el más grande en España
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Pero una vez por año, el sendero que cruza el coto de Doñana está
abierto, y miles de peregrinos pasan en camino a la ermita de El Rocío. El parque resuena con risas y palmas, las
sevillanas rocieras, los relinchos y rebuznos de los caballos y mulas, y el
suave rugido de los tractores y todoterrenos que han reemplazado por mucho los
bueyes y mulas utilizados en los días antiguos.
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Muchas veces tienen las mulas unos dibujos afeitados en sus
pelajes
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La romería de El Rocío tiene raíces desde el siglo XIV, donde se
mencionó por primera vez la ermita de Santa María de las Rocinas, pero no
empezaba la romería de verdad hasta mediados del siglo XVII, cuando mandaron
los pueblos de Almonte, Villamanrique de la Condesa, y Pilas sus hermandades
para ser presentadas a la Virgen, quien en esta época se llamaba Santa María de
El Rocío.
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La ruta por el coto de Doñana
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Poco después se juntaron las
hermandades de La Palma de Condenado, Moguer, y Sanlúcar de Barrameda. A principios del siglo XIX, se añadieron las
hermandades de El Puerto de Santa María y Rota, y ahora hay más de cien hermandades
que llegan cada año para honrar a la Virgen.
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Cargando
un simpecao, una versión en miniatura del paso de la Virgen de El Rocío. Las hermandades lo traen por Doñana.
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Por causalidad elegimos el año más lluvioso y mojado en los 30 años
pasados. El pronóstico indicó lluvia para
casi todos los días. No podemos echarnos
atrás—era ahora o nunca—y entonces empaquetamos nuestra tienda de campaña en el
viejo Landrover que pertenece a nuestros amigos Maria, Enrique, Antonia, Piro, Francisco, y Lola, que ya
habían hecho la romería juntos durante el ultimo cuarto-siglo. Contra viento y agua, llueve, truene o
relampaguee, ¡vamos a El Rocío!
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Los rocieros 2016: Piro, María, Antonia, Lola, Todd, Paco, y Enrique (yo haciendo la foto) |
Ha llovido camino a Sanlúcar, donde aparcamos nuestro coche y fuimos
hasta la barcaza para cruzar el río Guadalquivir para llegar a Doñana. Ha llovido en la barcaza, y esto no le gustó
mucho a mi bonito traje de gitana amarillo y morado.
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Vestido
con las galas de fiesta a pesar de la lluvia.
Los trajes son indestructibles además de bonitos.
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Ni le gustó mucho a mis botas, y por esto vacilé
mucho cuando tuve que entrar en la barcaza, que quería esperar hasta que no hubiera
agua para cruzar. De repente pisó un
enorme Guardia Civil a través de las olas y me cogió en su hombro, subiéndome
del tirón a la barcaza, mis botas bien secas.
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Mi
salvador en su traje anaranjado
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Piro,
Lola, y Antonia luchan con el tiempo
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Ha llovido
mientras caminamos cuesta arriba en la arena, donde nos esperaban en la entrada
del parque los carruajes, carriolas, tractores y todoterrenos (y quiero decir
todoterrenos de verdad, ¡no los todoterrenos débiles de Mercedes y
Porsche!).
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Eso es un verdadero todoterreno rociero
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No había espacio en el
Landrover de María—estaba empaquetado hasta encima y más, todas las necesidades
para una semana en el camino en una pila enorme en la baca. Por eso, en la lluvia, Todd y yo anduvimos
adelante.
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Mojado pero todavía muy lindo
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Quiero decir, hasta que una bonita carriola nos pasó, y Todd les
saludó. El hombre colgado en la escalera
atrás nos hizo señas y gritó, Corre! Corre! Pues corrimos y saltamos a bordo de la
carriola. Dentro había una cocina
entera, una mesa gigante y larga, y mucha gente comiendo, bebiendo, cantando y
hasta bailando las sevillanas mientras pasábamos por el coto.
El hombre del sombrero que nos había invitado
a subir resultó ser Germán, el director del gimnasio de Todd, Club Activa. Como es típico entre los peregrinos, ellos
nos dieron la bienvenida con tortillas caseras, rebujito, fino, jamón, y mucho
cante. Yo toqué mis castañuelas (todavía
no había aprendido las letras para las sevillanas) y disfruté estando al salvo
de la lluvía en buena compañía.
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Lluvia, lluvia por todos lados
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Por suerte para nosotros, paró de llover cuando llegamos a nuestro
campamento esa tarde. Montamos nuestra
tienda de campaña y ayudamos a sacar todas las provisiones que habían preparado
María, Lola, y Antonia. A pesar de todo
el ruido y la algarabía, los jabalíes vinieron olisqueando alrededor del
campamento, chillando con deleite cuando ellos encontraron algo de tortilla o
picos abandonados.
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Un jabalí rebuscando comida, ¡sin miedo de nosotros!
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Cantamos y comimos y
bebimos durante toda la tarde, pero hacía demasiado frío y viento para
bailar. Cerca de las once de la noche
entró la hermandad de Jerez al campamento y pasó directamente en frente de
nosotros, el simpecao brillante y misterioso a la luz de las linternas,
acompañado por los relinchos y resoplidos de los famosos caballos de Jerez.
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Simpecao de Jerez
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Pincha aquí para escuchar unas sevillanas rocieras por la noche
Al día siguente por la mañana estuvimos felices de no ser inundados
por la lluvia durante la noche, y después de empaquetar todas nuestras cosas,
fuimos al altar improvisado para celebrar la misa.
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¡Pero primero bailamos unas sevillanas!
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Para nuestra sorpresa, había dos niños, una
chica y un chico, celebrando su Primera Comunión allá en medio del coto de
Doñana. El cura era gracioso y amable, y
esta celebración añadió un sentimiento religioso especial a toda la
experiencia.
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Desayunando en el camino con lluvia
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Todd y yo anduvimos por el coto
de Doñana para coger el barco de vuelta a nuestro coche. El pronóstico daba lluvia todo el día y
noche, y además no podíamos encasquetar indefinidamente las niñas a nuestro
amigo Kell. Eso volvió a ser un plus
espectacular. Esponjosas nubes grises
se entrecruzaban con el suave sol, lloviendo solamente de vez en cuando, y vimos
otros jabalíes además de los ciervos y multitud de aves en el tranquilo bosque
litoral. Tuvimos el parque Doñana entero
para nosotros mientras caminamos por 90 minutos hasta la barcaza.
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Toda
la fauna y flora aquí están protegidas
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Después de llevar a las niñas al instituto el viernes, Todd y yo
fuimos a El Rocío, la localidad de la ermita donde se estaban dirigiendo todas
las hermandades. Alquilamos una
habitación en el pueblo de Matalascañas cerca de El Rocío, donde María y los
demás siempre alquilan un apartamento cada año, suficientemente cerca de El
Rocío para disfrutar la romería, pero todavía asequible.
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Todd
se encontró un sombrero camino a Sanlúcar y se convirtió en un verdadero
rociero
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Entrando a El Rocío, estaba atónita.
Había caballos por todos lados, carretas, carriolas, carros, mulas,
jinetes, señoras con sus preciosos trajes de gitana y ¡hasta los enormes bueyes!
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Los
bueyes son probablemente mis favoritos, grandes fieras enormes con tocados
intricados andando a 0.0001 km/hora
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Las calles eran no pavimentadas, su arena
amarilla mojada y llena de charcos.
Había caballos amarrados a los postes, las fachadas de las casas adornadas
con campanas. De repente me di cuenta
de que ¡la imagen del Oeste Americano NO vino de los americanos! ¡Vino de los españoles! Donde quiera que yo mirara, parecía el Oeste
Americano, todavía más auténtico y de cualquier manera mas natural.
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Aparca
tu caballo afuera, por favor
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Los jinetes montaban sus caballos fuertes sin
muestra de miedo ni nervios, los conductores manejaban sus carretas serpenteando hábilmente alrededor de
la multitud. Los simpecaos, rodeados por
los peregrinos dando palmas y cantando, y tirados por bueyes enormes con
tocados intricados, estaban cubiertos con flores y chirriaban suavemente en el camino
para ser presentados a la Virgen, seguidos por las carretas de colores pasteles y
alegres.
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Cada
simpecao más bonito que el último. Son
versiones en miniatura del paso de la Virgen
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Esperamos en la hermandad de El Puerto para saludar a los peregrinos
entrantes, y luego salimos para Matalascañas para quedar con nuestros
amigos. A pesar de despertarse
a las siete de la mañana y estar en el camino todo el día, los seis—Maria,
Enrique, Antonia, Piro, Paco y Lola—estaban de muy buen humor, y nos reimos y
cantamos y bebimos y contamos historias hasta la madrugada.
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Todd Eastwood
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Al día siguiente Todd y yo fuimos a El Rocío otra vez, vagabundeando a
través de las calles de arena, que poco a poco se volvían más llenas con la
entrada de cada hermandad recientemente llegadas. De repente oí mi nombre; ¡me llamaron Carmen y Lourdes y Margarita, de
mi clase de baile!
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Las guapas de El Rocío
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Habían alquilado una
casa directamente en la calle principal de El Rocío, y nos invitaron a almorzar
con ellos. Nos pusimos en el porche de
la casa para ver la entrada de la hermandad de Jerez, muy impresionante. Intenté capturar los colores y flores y
fiesta, pero hay que vivirlos!
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La
llegada de la hermandad de Jerez de la Frontera, con su simpecao, con cante y
palmas
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Flores de todos lados
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¿Y los americanos pensaban que las carretas vinieron desde el Oeste
Americano? Aquí están las
originales.
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Los
jinetes y caballos más elegantes, expertos, y relajados
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Todd y yo regresamos a El Puerto esa tarde. No hemos visto todo de El Rocío—nos perdimos
los días mas grandes, esos de visitar a la Virgen y cantarle a ella, como hizo
mi amiga Begoña, y nos perdimos su procesión a través de las calles de El Rocío
a visitar cada hermandad.
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Otra
hermandad entrando en El Rocío de camino a presentarse a la Virgen
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Pero tenemos
ahora una buena sensación de lo que es la romería de El Rocío, con buena
compañía y espiritualidad, la fiesta y la diversión, las dificultades del
camino y la conmoción de juntarse en una reunión que es, en su corazón, muy
religiosa. ¡Viva La Virgen
de El Rocio! ¡Viva la Reina de las
Marismas! ¡Viva la Blanca Paloma! ¡Viva la Madre de Dios!
Pincha aquí para escuchar a Begoña cantando a la Virgen.
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La
Virgen de El Rocío en su ermita, lista para la procesión
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